martes, 5 de mayo de 2015

Inteligencia Artificial

Hace ya un tiempo que perdí la costumbre de compartir cosas en facebook, twitter y las redes sociales en general. Básicamente las uso para recordar información que podría perderse si se dañaran los archivos de mi computadora, llegaran a desaparecer mis pertenencias o mi memoria llegara a faltar (teniendo la ventaja de que a alguien más le pueda ser útil o cuando menos interesante, las publicaciones que a mi me valen un tanto) además de mantener cierta relación con personas que ya no frecuento y de las cuales todavía tengo el cuidado e interés de conservar contacto. 


Pero, por primera vez en ya demasiado tiempo me encontré con un artículo que me produjo una emoción que pensé que ya nunca iba a sentir, un miedo, un terror genuino, de ese que trae a cuestas una ansiedad y un vacio, y quise compartirlo, como se supone que hace la gente en esta red social, y dejar registro de ello.




Había ya topado con este video que me incomodó, pero más por el interés que me produjo. Pero el artículo al que refiero es otro (Liga al Final)

 -o-

Más que una reacción de crisis existencial, vocacional, ontológica, religiosa (que quienes me conocen o creen conocerme, saben mis posturas o cuando menos las imaginan) de propósito o motivacional es como un miedo básico en la especie, lo más primitivo en nosotros y fundamental, la base de nuestro proceder y motor de toda vida: sobrevivir y reproducirse. 

Dicen trilladamente (pero no por eso deja de ser menos cierto) que, al morirse, uno vive en tanto es recordado, si no, su obra persiste aunque se pierda la autoría como dice ese poema de "La Copla" de Manuel Machado:

"Hasta que el pueblo las canta
las coplas, coplas no son
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe el autor.

Procura tú que tus coplas 
vayan al pueblo a parar
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás. 

Que, al fundir el corazón 
en el alma popular
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad"

 ...y de un modo u otro, trasciende, sigue existiendo. Pero el saber que todo esfuerzo y toda obra van a dar al trasto, que ya no habrá influencia aunque sea indirecta sobre otro, que uno es el último dominó en la caida de la cadena o el sonido que hace el árbol en el bosque y que deja de existir porque no hay quien le escuche, es algo que va más allá de mi temple y que por un momento pudo turbar la quietud que parecía inquebrantable. 

A últimas, fuera ese miedo el que me obligó a escribir todo esto o así como decía Cioran en Brevario  de podredumbre:
 

"Has pasado sin dejar huellas, pero ¿Cuál fue tu sueño? Hubiera querido sembrar la duda hasta en las entrañas del globo, empapar con ella la materia, hacerla reinar donde el espíritu no penetró jamás, y, antes de alcanzar la médula de los seres vivientes, sacudir la quietud de las piedras, introducir en ella la inseguridad y los defectos del corazón. Arquitecto, hubiera construido un templo a la Ruina; predicador, revelado la farsa de la oración; rey, enarbolado el emblema de la rebelión. 

Como los hombres incuban un secreto deseo de repudiarse, hubiera estimulado en todas partes la infidelidad a uno mismo, hundido a la inocencia en el estupor, multiplicado los traidores a sí mismos, impedido a las multitudes acurrucarse en el pudridero de sus certidumbres."

...en un simple acto sin precedentes para fastidiar a mi prójimo, haiga sido como haiga sido (sic) y si ud. amable lector se tomó la molestia de leer hasta aquí, no me queda nada más que agregar y dejar espacio para dicha nota que trata básicamente sobre la incertidumbre que es uno de los umbrales más importantes sobre los que la humanidad se tambalea: LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

(TOMADO DE WAITBUTWHY.COM)

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