martes, 5 de mayo de 2015

Inteligencia Artificial

Hace ya un tiempo que perdí la costumbre de compartir cosas en facebook, twitter y las redes sociales en general. Básicamente las uso para recordar información que podría perderse si se dañaran los archivos de mi computadora, llegaran a desaparecer mis pertenencias o mi memoria llegara a faltar (teniendo la ventaja de que a alguien más le pueda ser útil o cuando menos interesante, las publicaciones que a mi me valen un tanto) además de mantener cierta relación con personas que ya no frecuento y de las cuales todavía tengo el cuidado e interés de conservar contacto. 


Pero, por primera vez en ya demasiado tiempo me encontré con un artículo que me produjo una emoción que pensé que ya nunca iba a sentir, un miedo, un terror genuino, de ese que trae a cuestas una ansiedad y un vacio, y quise compartirlo, como se supone que hace la gente en esta red social, y dejar registro de ello.




domingo, 15 de diciembre de 2013

12:01 P.M.

"Es en verdad increíble cuán insignificante y desprovista de interés, viéndola desde afuera, y cuán sorda y oscura, sentida en los adentros, transcurre la vida de este mundo de la mayoría de los hombres. No es más que un conjunto de sufrimientos y de aspiraciones que sueña a través de las cuatro edades de la vida hasta la muerte, con un cortejo de ideas triviales. 
Los hombres se parecen a los relojes, que después de darles cuerda caminan hasta que se paran. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas perceptibles."



"La individualidad de la mayoría de los hombres es tan miserable y tan insignificante, que nada pierden con la muerte. Lo que en ellos puede aun tener algún valor, es decir, los rasgos generales de humanidad, eso subsiste en los demás hombres. A la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar la duración. 
Si le concediesen al hombre una vida eterna, la rigidez inmutable de su carácter y los estrechos límites de su inteligencia le parecerían a la larga tan monótonos y le inspirarían un disgusto tan grande, que para verse libre de ellos concluiría por preferir la nada."
- Arthur Schopenhauer (El amor, las mujeres y la muerte) 

Un microfilme de 1990 dirigido por Johnathan Heap, adaptación de un relato de Richard Lupoff que ensambla muy bien con la filosofía de Schopenhauer. Este consideraba la vida (individual) como "un error", por ello, la inmortalidad para él era "perpetuar un error hasta el infinito".

Dentro de la historia que presenta el cortometraje, el universo está condenado a repetir la misma hora, pero solo la sufre Myron Castleman (Kurtwood Smith), el cual es el único que alberga recuerdo de todo.

 ¿No es entonces "insignificante, desprovista de interés, sorda y oscura" nuestra vida  para >>aquella<< "variable independiente de la conciencia" que nos contempla? Y aún sin repetirse de manera idéntica ese fraseo, esa existencia, tan solo por la rutina de cada día (con sus variaciones apenas perceptibles), no lo es lo suficiente para nosotros cuando le contemplamos desde un plano superior, ese de la autocrítica, de la autoconciencia; ese de saber que la imagen que vemos en el espejo no es otro sino uno?

domingo, 20 de enero de 2013

El río - Umbra

No habrá transcurrido ni un año desde las últimas veces que entre a este rinconcito de la red y no pude evitar ese sentimiento, mezcla de nostalgia y de incomodidad: ese que se siente cuando te paras en el patio de la escuela en que estuviste de niño y al cual ya no perteneces, cuando conversas con un amigo a quien en un buen tiempo no has visto solo para darte cuenta de que es menos lo que tienen ahora en común, cuando te miras en una foto vieja, cuando te lees. A uno le da por ver lo que ha sido cuando no sabe lo que es o lo que será.


Umbra (HD - 2010) from Malcolm Sutherland on Vimeo.


Tuve entonces la fortuna de encontrarme con este cortometraje que me evocó las letras que escribí en un microcuento no hace mucho tiempo y otras más que Hermann Hesse escribió y que había olvidado. 


"-¿También has aprendido tú -le preguntó una vez-, has aprendido del río el secreto de que no existe el tiempo?  
El rostro de Vasudeva se iluminó con una radiante sonrisa. 
-Sí, Siddharta -contestó-. ¿Quieres decir esto: que el río está en todas partes a la vez? ¿En su fuente y en la desembocadura, en la cascada, en la balsa, en la catarata, en el mar, en la montaña, en todas partes a la vez? ¿Y que para él sólo existe el presente y desconoce la sombra del futuro? 
-Eso es -repuso Siddharta-. Y cuando lo conocí, descubrí mi vida, que también era un niño, y el niño Siddharta, el hombre Siddharta, el viejo Siddharta sólo estaban separados por sombras, por nada real. Y tampoco los nacimientos anteriores de Siddharta eran pasado, ni su muerte y su renacimiento al Brahma han sido futuro. Nada fue, ni será; todo es, todo tiene esencia y presente."

Entonces me sentí otra vez todo. 
Creo que para eso escribo, para que no se me olvide...

lunes, 24 de septiembre de 2012

El sueño inexplicable.


     "Suspendido en el placer de un sueño tan profundo como el mar que habitaba, no esperaba el pez la revelación de un sueño tan emotivo:

     Soñó con las olas. Soñó con la playa y muy cerca volando criaturas aladas. Erguido y con piernas, la caña cargaba. Soltando un suspiro, volar anhelaba. El sol en la frente, en hombros la caña, los pies en la arena trotando pensaba en toda su vida, alegre, traumada. Amores, perfidias, el pecho inflamaban que ahora de viejo paciencia mostraba. Flotando en su lancha, la espalda cansada, tranquilo y sin prisas la presa esperaba. Un pez inocente comida buscaba; ingenuo y con fuerza la cuerda jalaba. ¡Del hilo colgando quedando perplejo con ojos saltones miró su reflejo!

     Fue tal el sobresalto por aquel sueño extraño que se despertó de golpe y, temiendo que se le olvidara nadó para contárselo al primero que quisiera escucharlo. No pasó mucho tiempo antes de verse rodeado por una multitud atenta. Entonces dijo:

     — Soñé que era otro. No había que nadar. Virtud para mí era saber esperar. Sonrisa en la boca por días de antaño. Cansado de viejo. Morí por mi mano. Mi sueño fue hermoso, les voy a contar como es esa vida afuera del…

     Entonces -ante el silencio de su público expectante- notó el pez que no sabía cómo iba a explicar aquello."

Microcuento para una convocatoria de la que ya nunca tuve noticia después de haberlo mandado a concurso.

domingo, 15 de abril de 2012

El soplo divino

En las conversaciones entre Auguste Rodin y Paul Gsell, el escultor da explicación al tema del movimiento en sus obras y como es que esos grandes bloques de bronce parecen tener esa "energía inquieta", esa "voluntad de obrar"




Sus esculturas simulan distintas fases de una acción en una sola pose, provocando una sensación de movimiento a través del recorrido de la mirada. Genera tensión (las posiciones que adoptan sus personajes parecen incómodas... ¡adelante, inténtelo... a ver si el cansancio o el libido se los permite!) y muestra una imagen diferente a la que se obtendría con una fotografía instantánea. "Entonces el arte miente, distorsiona la realidad" dice Gsell. "No, es el arte el que dice la verdad y la fotografía miente" responde Rodin, "La fotografía trata de detener el tiempo, cosa antinatural que nunca sucede". Lo que Rodin no sabía es que más tarde Henri Cartier Bresson le entraría a las patadas con su "instante desisívo"...

La aparición del contrapposto trajo un debate en cuanto al movimiento en la escultura (aún en su vertiente conceptual)  y su función para darle un carácter, para darle vida.


viernes, 23 de marzo de 2012

Swingin' Bach

Pues nada... 

Hace ya un tiempo que  no escribía una entrada y, aprovechando el reciente cumpleaños del cadáver de Bach, llegué hasta esta nueva lectura (para mí) de su Badinerie en Si menor.

¿Será muy tarde para darle su abrazo? ¿Alcanzaré pastel?




No tenía el placer de conocer la obra del señor Eugen Cicero. 

Tiene unos trabajos muy interesantes, me gustó en especial una interpretación de la Danza Eslava no.2 de Antonin Dvorák, ideal para escucharla con un tinto y una buena compañía. Comunión entre distintos estilos, diferentes academias. Al cabo que la música es para el disfrute.


domingo, 12 de febrero de 2012

Rutina

‎"Sin respeto de uno mismo, la felicidad es prácticamente imposible. Y el hombre que se avergüenza de su trabajo difícilmente podrá respetarse a sí mismo." decía un viejito sabio no hace muchos años...





El trabajo ha sido un tema de conversación constante en los últimos días con aquell@s que tengo la fortuna de cruzar palabras. "Salario es igual a esclavitud" me viene a la mente en esos momentos. Luego me siento frente al monitor, bajo el brillo de la pantalla para que no lastime mis retinas. No obstante y pese al toda precaución, lentamente mi mirada se vuelve opaca.

Pasado un tiempo me levanto por un vaso y lo lleno para saciar algo que no es sed. Aprovecho para platicar con la secretaria. Le ha gustado demasiado el libro que le recomendé y me hace prometer prestarle otro; yo de buena gana pensaba ofrecerlo sin contrato de por medio.

Regreso a mis labores con la satisfacción en el rostro. En el transcurso de la jornada me las arreglo para reír o hacer reír a alguien. La música y el café, entre otras cosas, ayudan a diluir la rutina. Al final del día no hay cambio. No amo mi trabajo, tampoco lo odio. Encuentro ese estado neutro más peligroso que cualquiera de sus extremos, porque el corazón se hace duro y detrás de la comodidad se esconde el deseo de detenerse.

Algo... algo ha de hacerse...


 Con cariño para todos mis amigos, conocidos y desconocidos con inquietudes laboralexistenciales... 
...y para mí también, por supuesto...

domingo, 11 de diciembre de 2011

Olvido

...así como la astilla que no es extraída al momento, termina por encarnarse en memoria y corazón, y en nuestro afán de condenarle al olvido, nos hundimos en el de nuestra facultad de ser nosotros mismos...


Instrucciones de uso: 1. Reproduzca 2. Escuche  3.Evoque  4. Sufra



Es el tango una forma musical increíblemente emotiva. Particularmente gusto de Astor Piazzola. Notas diáfanas que se derraman como una caricia. Profundas. Se me oprime el corazón y el dolor se siente intenso, incluso carnal, tanto que se disfruta.

Sin más que decir, Olvido de Astor Piazzola.