lunes, 24 de septiembre de 2012

El sueño inexplicable.


     "Suspendido en el placer de un sueño tan profundo como el mar que habitaba, no esperaba el pez la revelación de un sueño tan emotivo:

     Soñó con las olas. Soñó con la playa y muy cerca volando criaturas aladas. Erguido y con piernas, la caña cargaba. Soltando un suspiro, volar anhelaba. El sol en la frente, en hombros la caña, los pies en la arena trotando pensaba en toda su vida, alegre, traumada. Amores, perfidias, el pecho inflamaban que ahora de viejo paciencia mostraba. Flotando en su lancha, la espalda cansada, tranquilo y sin prisas la presa esperaba. Un pez inocente comida buscaba; ingenuo y con fuerza la cuerda jalaba. ¡Del hilo colgando quedando perplejo con ojos saltones miró su reflejo!

     Fue tal el sobresalto por aquel sueño extraño que se despertó de golpe y, temiendo que se le olvidara nadó para contárselo al primero que quisiera escucharlo. No pasó mucho tiempo antes de verse rodeado por una multitud atenta. Entonces dijo:

     — Soñé que era otro. No había que nadar. Virtud para mí era saber esperar. Sonrisa en la boca por días de antaño. Cansado de viejo. Morí por mi mano. Mi sueño fue hermoso, les voy a contar como es esa vida afuera del…

     Entonces -ante el silencio de su público expectante- notó el pez que no sabía cómo iba a explicar aquello."

Microcuento para una convocatoria de la que ya nunca tuve noticia después de haberlo mandado a concurso.

domingo, 15 de abril de 2012

El soplo divino

En las conversaciones entre Auguste Rodin y Paul Gsell, el escultor da explicación al tema del movimiento en sus obras y como es que esos grandes bloques de bronce parecen tener esa "energía inquieta", esa "voluntad de obrar"




Sus esculturas simulan distintas fases de una acción en una sola pose, provocando una sensación de movimiento a través del recorrido de la mirada. Genera tensión (las posiciones que adoptan sus personajes parecen incómodas... ¡adelante, inténtelo... a ver si el cansancio o el libido se los permite!) y muestra una imagen diferente a la que se obtendría con una fotografía instantánea. "Entonces el arte miente, distorsiona la realidad" dice Gsell. "No, es el arte el que dice la verdad y la fotografía miente" responde Rodin, "La fotografía trata de detener el tiempo, cosa antinatural que nunca sucede". Lo que Rodin no sabía es que más tarde Henri Cartier Bresson le entraría a las patadas con su "instante desisívo"...

La aparición del contrapposto trajo un debate en cuanto al movimiento en la escultura (aún en su vertiente conceptual)  y su función para darle un carácter, para darle vida.


viernes, 23 de marzo de 2012

Swingin' Bach

Pues nada... 

Hace ya un tiempo que  no escribía una entrada y, aprovechando el reciente cumpleaños del cadáver de Bach, llegué hasta esta nueva lectura (para mí) de su Badinerie en Si menor.

¿Será muy tarde para darle su abrazo? ¿Alcanzaré pastel?




No tenía el placer de conocer la obra del señor Eugen Cicero. 

Tiene unos trabajos muy interesantes, me gustó en especial una interpretación de la Danza Eslava no.2 de Antonin Dvorák, ideal para escucharla con un tinto y una buena compañía. Comunión entre distintos estilos, diferentes academias. Al cabo que la música es para el disfrute.


domingo, 12 de febrero de 2012

Rutina

‎"Sin respeto de uno mismo, la felicidad es prácticamente imposible. Y el hombre que se avergüenza de su trabajo difícilmente podrá respetarse a sí mismo." decía un viejito sabio no hace muchos años...





El trabajo ha sido un tema de conversación constante en los últimos días con aquell@s que tengo la fortuna de cruzar palabras. "Salario es igual a esclavitud" me viene a la mente en esos momentos. Luego me siento frente al monitor, bajo el brillo de la pantalla para que no lastime mis retinas. No obstante y pese al toda precaución, lentamente mi mirada se vuelve opaca.

Pasado un tiempo me levanto por un vaso y lo lleno para saciar algo que no es sed. Aprovecho para platicar con la secretaria. Le ha gustado demasiado el libro que le recomendé y me hace prometer prestarle otro; yo de buena gana pensaba ofrecerlo sin contrato de por medio.

Regreso a mis labores con la satisfacción en el rostro. En el transcurso de la jornada me las arreglo para reír o hacer reír a alguien. La música y el café, entre otras cosas, ayudan a diluir la rutina. Al final del día no hay cambio. No amo mi trabajo, tampoco lo odio. Encuentro ese estado neutro más peligroso que cualquiera de sus extremos, porque el corazón se hace duro y detrás de la comodidad se esconde el deseo de detenerse.

Algo... algo ha de hacerse...


 Con cariño para todos mis amigos, conocidos y desconocidos con inquietudes laboralexistenciales... 
...y para mí también, por supuesto...